A Antonio Rodríguez Lorca...
Siempre Alcandoras
Tal
vez ese fuego jamás te alcance
ni
el suplicio de Tántalo te envuelva.
Ni
esa fé que tuviste se disuelva
aunque
quieras, tal vez, hacer balance.
Mi
retrato de ti se va llenando
con
el raudo perfil de un torbellino
que
ha logrado alcanzar ese destino
donde
sólo los fuertes van llegando.
Se
despeña la luz, las ansiedades.
Se
desvía el caudal que dio tu fuente,
y
has sangrado el amor, tan dignamente,
que
pudieras trovar las soledades.
Tal
vez llegue algún día con la suerte
el
color del pasado a tu memoria,
y
el recuerdo será la divisoria
de
la luz y la sombra para verte.
Que
en un lago dormido, peregrino,
te
ha mirado la luna cada noche,
y
el reflejo del alba fue un reproche
para
aquellos que odiaron tu camino.
En
la selva agitada de tu herida,
donde
el temple de Dios fue tu esperanza,
cada
roble nació con tu enseñanza
y
entre ramas vivió toda una vida.
Todo
fuera jardín, fiebre aliento.
Tal
vez esa verdad que dan la rosas
de
nacer y morir como las Diosas
y
olvidar el dolor y el sufrimiento.
Ojalá
se retire esa montaña
que
se cruza , tal vez, en camino.
Siempre
fuiste genial y ese es tu sino,
como
un canto de amor que te acompaña.
José
María Álvarez Galván
Nuevas
inquietudes – Viejos Sentimientos III
Cádiz,
2000