Asomó su delgadez asustada
por la puerta del vagón.
Los kilos que le faltaban
reclamaban ilusión.
Un ser humano, es siempre humano.
Dentro siempre hay un corazón.
II.
Su jersey azul oscuro
como el mar profundo
como la soledad de mitad del océano.
III.
Abrazado estrechamente a su figura
el jersey subrayaba su escultura.
La marea incesante de su pecho
ondulaba milimétrica
bajo su cabello espeso.
IV.
Sobre un azul profundo,
indiscutible
briznas de algas rojas
buscaban sus pezones,
imperceptibles.
V.
Cuánto amor posible
bajo su esbeltez.
¡Quién pudiera compartirlo,
alguna vez!
Jose Gracia y Calvo
Línea 1, metro de Sevilla
19 de febrero de 2014
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