Cuando no se pueden formular palabras
¡qué dolor!
Cuando no se puede anular la distancia
¡qué dolor!
Cuando el alimento es negado, la sed reprimida
¡qué dolor!
Cuando de quince instantes se hace privación.
Cuando el silencio es más fuerte que el deseo de romperlo,
sólo queda alzar del amor la voz.
Sólo queda sentir del amor su calor.
¿Sólo?
Pero la palabra, la risa, la mano tendida
son puente de piedra,
resurrección.
La voz, el susurro, son sangre que bulle
son aire que inspira.
Jose Gracia y Calvo
El Puerto de Santa María (Cádiz)
12/VIII/MMIII
Aquellos tiempos en que dependíamos de cabinas para poder tener conversaciones telefónicas, especialmente cuando la otra persona se encontraba en el Extranjero...
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