Al principio fue ligero el fastidio.
Luego, mutada en frustración, la creencia de no tener solución.
Con el tiempo la costumbre se hizo paciente, presente, pariente.
Eterno, continuo, el recuerdo de buscar el momento, los minutos de coser el bolsillo del pantalón.
Ahora, resuelto.
Y resuelto yo también, a agradecerle el beneficio de poder deshacerme
de cuanto no me interesa
con sólo depositarlo
en el bolsillo derecho de mi pantalón.
Jose Gracia y Calvo
Alcalá de Guadaira (Sevilla)
28/XI/MMXIII
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