Tenía tanta prisa que olvidé anudar los cordones
de mi zapato izquierdo.
Ante la puerta del "2º derecha" derramé mi cuerpo
contra el suelo del rellano.
...
Sus manos ayudaron a mi cuerpo a recuperar
su verticalidad.
Sus ojos ayudaron a mi alma a recuperar
su integridad.
La prisa escapó escaleras abajo.
El cuerpo escapó hacia el "2º derecha".
La vida, ya no tiene escapatoria.
Jose Gracia y Calvo
Alcalá de Guadaira (Sevilla)
24/III/MMXI
Buscando una imagen para este post, surgió La vida ya no tiene escapatoria II:
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