Preparaste para mí, la pantalla negra de la noche,
me pediste que esperara
para un romance perfecto.
Perforaste, uno a uno, el velo negro del cielo,
con las miradas creadas que nunca me dirigiste.
Cuanto todo estuvo presto
quisiste dejarme ciego: "¿Cuántas estrellas habrá?"
Quise contarlas... ¡Caí tan muerto!
Por eso siempre que puedo
en venganza por tus hechos
intento agujerear para siempre
tu gran cielo.
Primero empiezo a sonreir,
luego rasgo, y así crezco,
más cuando parece que tengo
ya el hoyo estelar perfecto
para dejarlo que explote y matar tu negro cielo
me arropas con negra manta, me escondes,
me das un beso,
y por el modo en que vine,
al inverso,
desaparezco.
Jose Gracia y Calvo
El Puerto de Santa María (Cádiz)
26/VIII/1997
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