"Un séptimo de loma" oyó mi llanto
y hasta el mihrab mi voz fue como un sueño.
Sin resistir, de mi alma se hizo dueño
quien me invitó a explorar de canto en canto.
Por "el valle" creí ser un quebranto
de campanas y desde muy pequeño
prendí en la mar mi devenir norteño:
con "sanjuanes" mis letras amamanto.
¿Que ya no bramará hercúleo el viento
que me deje en la orilla de su playa?
No voy a prescindir de ser "caballa".
Por eso mostraré que estoy contento
y aunque en volver dificultades haya
con tal de entrar yo saltaría su valla.
Jose Gracia y Calvo
Jerez de la Fra. (Cádiz)
15/VII/MMVII
Mi cuarto soneto, dedicado a Ceuta
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